La celebración del día del Niño – Algunas reflexiones al respecto

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“Un país que no cuida la salud física, emocional y espiritual de su niñez, de su juventud,

está condenado a la mediocridad”… ¡Reflexiónalo!…

Por: Francisco H. Andrade

Una de las tradiciones de nuestro pueblo es el de tener día de celebración para todo aquello que se nos va antojando; así tenemos día del soldado, del ejército, del cartero, del amor, del trabajo, del maestro, de las madres, del compadre, etc. etc. etc. En este mes de abril tenemos –el día 30- el Día del Niño, lo que como siempre, servirá para “rasgarnos las vestiduras” con exclamaciones poéticas acerca de nuestro amor hacia nuestros niños sin que en la realidad cambie siquiera un ápice de la triste realidad en la que viven la mayoría de los niños mexicanos… Es por eso que he considerado el compartirles algunas reflexiones alrededor de esta nuestra celebración, reflexiones que espero despierten en ustedes algunas inquietudes positivas que se traduzcan en acciones que, en algún grado, contribuyan a mejorar lo que pudiera llamarse nuestro interés, nuestra preocupación por nuestra niñez, por nuestra juventud:

a).- La paternidad es un verdadero privilegio que a muchos se les niega; privilegio que significa una mayúscula y muy grave responsabilidad: recibir un bebé que encierra todo tipo de potenciales a desarrollar, cuidar por su vida a través de las diferentes etapas de su crecimiento y desarrollo y lograr la formación de todos sus talentos en lo físico, en lo intelectual, en lo emocional, en lo espiritual, es una carga de tales dimensiones que sólo el amor la soporta. “Un niño que tenga entre año y medio y tres años es una pura delicia, pero también puede ser absolutamente enloquecedor. Es preguntón, irritable, exigente, tierno, inocente y peligroso… todo al mismo tiempo. A mí me resulta fascinante mirarlo cómo pasa el día, buscando oportunidades de aplastar cosas, echarlas al inodoro, matar, derramar, caerse, comerse cosas horribles… e ingeniarse modos de aturdir a su mamá. Alguien acertó al decir que el Señor hizo a Adán del polvo de la tierra, pero que cuando llegó el primer niño de dos años el Señor añadió electricidad.” (1). Somos los seres más valiosos de la Divina Creación: “Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: “Sean fructíferos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla” –Génesis 1:27-28 NVI; así quedó determinada por Dios la finalidad del Matrimonio: su reproducción… Ni duda cabe, el nacimiento de un hijo es una bendición de Dios; sucede tan a menudo que hemos perdido la sensibilidad de su grandeza espiritual, pero la realidad es que nuestra llegada a este mundo es luchando contra un sinfín de circunstancias que realmente nuestro feliz arribo al lado de nuestros padres y demás familiares es todo un milagro. Milagro que significa un replanteamiento de los padres así bendecidos al convertirse el recién llegado en el centro de sus vidas: dicen los que dicen que saben, que el amor en la pareja pasa del enamoramiento que produce la atracción física, a la etapa de afinidades y a la de tener cosas en común y que no hay cosa en común que más los una que la formación de sus hijos…

b).- Siendo sus hijos tan importantes para la pareja, su amor por ellos tiene una muy especial consideración: darles lo que sea mejor para su vida –actual y venidera-, sin esperar a cambio beneficio directo alguno sino sólo su formación y crecimiento en todos los órdenes…  “la esencia misma del amor materno es cuidar que el niño crezca, y esto significa desear que el niño se separe de ella. Ahí radica la diferencia básica con respecto al amor erótico. En este último, dos seres que estaban separados se convierten en uno solo. En el amor materno, dos seres que estaban unidos se separan. La madre debe no sólo tolerar, sino también desear y alentar la separación del niño. También es en esa etapa donde muchas madres fracasan en su tarea de amor materno. La mujer narcisista, dominadora y posesiva puede llegar a ser una madre “amante” mientras el niño es pequeño. Sólo la mujer que realmente ama, la mujer que es más feliz dando que tomando, que está firmemente arraigada en su propia existencia, puede ser una madre amante cuando el niño está en el proceso de la separación. El amor maternal por el niño que crece, amor que no desea nada para sí, es quizá la forma de amor más difícil de lograr, y la más engañosa, a causa de la facilidad con que una madre puede amar a su pequeño. Pero, precisamente debido a dicha dificultad, una mujer sólo puede ser una madre verdaderamente amante si puede amar; si puede amar a su esposo, a otros niños, a los extraños, a todos los seres humanos. La mujer que no es capaz de amar en ese sentido, puede ser una madre afectuosa mientras su hijo es pequeño, pero no será una madre amante, y la prueba de ello es la voluntad de aceptar la separación –y aun después de la separación seguir amando-” (2)

Me sirvo de este preámbulo para invitarles a hacernos estas preguntas:

—A nivel familiar: ¿nos sentimos satisfechos por las consideraciones con que estamos formando a nuestros hijos, nietos, hermanos menores, a los niños con los que tenemos una relación familiar?…

—En nuestro trato para con ellos: ¿tenemos conciencia de que el darles una niñez llena de respeto y amor es la base para tener en el futuro hombres –y mujeres- seguro(a)s de sí mismo, independientes y exitosos?…

—En nuestra comunicación: ¿es de ida y vuelta –diálogo- o solamente sermón de aquí para allá?, porque cada día es más necesario saber escucharlos; hoy por hoy puede ser de muy alto peligro el no saber qué piensan nuestros hijos y nietos, qué los motiva, qué les preocupa, etc.

—En la expresión de nuestro amor: ¿lo demostramos con nuestro interés por ellos y por todo aquello que les es inherente –su escuela, sus prácticas deportivas, sus amigo(a)s, sus fiestas y reuniones-; tienen plena conciencia de que nuestro amor por ellos es incondicional, es decir, que no importa lo que hagan los amaremos siempre?…

—En la formación de valores morales y espirituales: ¿predicamos con el ejemplo para formar su sentido de responsabilidad y respeto a las reglas establecidas tanto en el hogar como en la escuela y en la comunidad en las que se vive? La fijación de reglas y límites deben acompañar al niño desde su nacimiento hasta la edad en la que pueda fijárselas él mismo… ¡cuidado con sobreprotegerlos porque con ello se crean seres dependientes incapaces de enfrentar por sí mismo los problemas que toda vida presenta!…

Seguramente se me han escapado otros aspectos tan importantes o más en la formación de nuestros niños, sin embargo, creo que los aquí planteados nos son útiles para tener una buena idea de lo que nos falta como sociedad para tener una niñez atendida en sus necesidades físicas, intelectuales, emocionales y espirituales: a todos nos consta que a nivel nacional tenemos un serio problema de “niños de la calle”, llamados así porque la calle es su “hogar” y también nos consta el creciente número de “familias” encabezadas por una mujer sola, porque el hombre fue tan macho que ante los problemas sólo se marchó; en fin, yo creo que nos falta tener conciencia del grave daño que entre todos le estamos haciendo al país al perder la riqueza que para todo país le representa su juventud, las nuevas generaciones, porque son éstas las que pueden garantizar un sano desarrollo nacional y no un lastre que nos mantenga siempre con algún atraso… ¡Reflexiónalo!…

Esperar que sea del gobierno de donde surjan las soluciones a una problemática tan compleja como la que nos aqueja es vivir fuera de realidad: no tienen interés alguno en hacerlo y tampoco tienen las capacidades para ello; en estos días, mientras pensaba y escribía estas ideas, la tv nacional daba cuenta de que la Cámara de Diputados tenía como tarea el fijar el 23 de abril como el “Día de la lucha libre”, “en honor de que un 23 de abril de 1933 fue la primera función de lucha libre en la ciudad de México y por considerar que más allá de un deporte, la lucha libre ha sido y es un espectáculo que forma parte de la cultura mexicana”… No tengo nada en contra de que así se honre a nuestros luchadores, pero me parece absurdo es que nuestros legisladores ocupen su tiempo en estas frivolidades y olviden tantos y tantos problemas sociales que nos aquejan y que deberían ser prioritarios…   Es a todos los que tenemos el privilegio de tener una familia estable en la que nuestros hijos y nietos dan muestras claras de su formación humana y cristiana, a quienes corresponde luchar con nuestro “granito de arena” desde la posición que tengamos en la vida, sea ésta en la familia, en la escuela o en la empresa, porque es esta la cadena institucional en la que se forma el individuo… ¡mientras no tengamos mejores familias en cuanto a su integración, no tendremos mejor formación de los ciudadanos de este país, no hay de otra!…Ω

Tijuana, B.C., abril 21 del 2016.

Para comunicarse con el autor: fhandrade@tress.com.mx

(1)    1)  Dr. James C. Dobson, “Tener hijos no es para cobardes”; editorial Vida

(2)    2)  Erich Fromm “el arte de amar”, cap.”el amor materno”; pgs.56-57

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