La escritura como terapia

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¿Alguna vez has sentido tantas cosas, que ni si quiera sabes cómo expresarlo? ¿Alguna vez has sentido que tienes tantas ganas de decirle al mundo lo que sientes, lo que ves, lo que piensas? Aquella idea brillante que surge en un momento inesperado, hasta tu secreto más profundo, aquel que sólo compartes con tu almohada y las cuatro paredes que te acobijan en la noche. Es difícil, lo sé, abrirte así, sin más, al mundo. Es difícil, aterrador, exponer tus sentimientos, tu pasado, tus problemas, tus ideas, tus momentos… Y de pronto todo se vuelve nada y esa “nada” se vuelva el peso que estruja tu garganta, esa “nada” crece conforme los años pasan y en tu pecho y en tu cabeza sólo guardas la impotencia de querer salir corriendo y gritar a los cuatro vientos lo que quieras gritar, lo que te gusta de esta vida, lo que te parece una injusticia, lo que te ha pasado y quisieras remediar, lo que viste y que nadie más logro ver, ¡pero tú sí!, lo que te tiene harto, cansado o lleno de felicidad.

¿Pero qué dirán los demás? esa, esa es la pregunta que nos limita a todos y de pronto te detienes y piensas si vale la pena limitarse por ello. Por una parte, quieres ignorarlo, hacer como si no te importara, pero es entonces donde entra la moral y uno empieza a cuestionarse, si lo que quieres decir, aquello que se lleva guardado consigo durante años pudiera ocasionar alguna lesión, alguna herida, algún rasguño en alguien. Entra el temor y la culpa ¡y entonces!, en ese momento de impotencia, de desesperación de no saber qué hacer, ¿qué está bien y qué está mal?… llega el cansancio mental.

Deja de pensar de más las cosas, deja de saturarte mentalmente, de desgastarte con esto, ¡permítete externar lo que necesites externar!, la vida se acaba en un abrir y cerrar de ojos, dime tu ¿por qué vivir con un nudo en la garganta? ¿Por qué vivir reprimiendo cualquier sentimiento?

Hoy no vengo a decirte que la vida es fácil, porque no lo es, tampoco vengo a decirte que vivas sin que te importe lo demás o los demás, ¡para nada! hoy sólo vengo a compartirte ¡a ti! Que deseas sacar tantas cosas que llevas acumuladas por el paso de los años, el secreto, la mejor terapia, que me ha salvado a mí de los bajos y de los golpes que la vida me ha dado: ESCRIBIR… así es, esto, esto que hoy estás leyendo no es sólo un artículo, no es sólo un medio de comunicación, no son sólo palabras plasmadas o ideas unidas, esto que hoy leen tus ojos con detenimiento, esto ha sido mi salvación.

Hoy te invito a que tomes esa pluma con la organizas tu agenda o tu pluma favorita con la que firmas contratos o toma tu laptop, tu celular, aquel celular que alberga las fotos más hermosas de tu sonrisa y que escribas. ¡Escribe lo que sientes!, no tengas miedo, no provoques pensamientos dentro de tu cabeza de que no eres bueno para esto, nunca sabes cuándo podrías tener guardado un “100 años de soledad” dentro de tus escritos. Te invito a que descubras esa parte de ti que no descubrías, te invito a que liberes cada sentimiento que has querido liberar… ¡Libéralos!

Plasma tus ideas, porque déjame decirte que tus ideas son grandiosas, porque tú eres capaz de lograrlas, esas y muchas más. Hoy te invito a que te abraces y abraces junto contigo a la vida y a su vez, plasmes ese sentimiento que inunda tu ser con tan sólo pensar en ella, en la vida… ¡en tu vida! Y recuerda: vive, siente…escribe.

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