La inteligencia emocional es la capacidad de manejar nuestros sentimientos y los de los demás de manera positiva y en beneficio de todos.
Claves para aplicar la inteligencia emocional en el trabajo
- Autoconocimiento. Escucha tu yo interior, interpreta tus sentimientos, identifica tus motivaciones para saber contrarrestar tus preocupaciones. …
- Auto control: Aprender a controlar tus sentimientos internos, tus compañeros no pueden pagar las consecuencias de tener un mal día.
- Automotivación: Ser capaz de motivarte, de saber que eres capaz
- Empatía: Ponerte en el lugar del otro
El saber gestionar tu inteligencia emocional, es donde se marca la diferencia con respecto a quienes avanzan felizmente en la vida, sorteando dificultades o quienes no encuentran una salida frente a una dificultad que les afecte emocionalmente.
Está demostrado que el 65% del éxito laboral se debe a un buen uso de la inteligencia emocional, no sólo contigo mismo sino con los demás aplicando la empatía, poder influir en otro o incluso poder persuadir.
Por todo ello, es de vital importancia en el ámbito laboral, saber resolver conflictos, establecer consensos, convencer a otros, reconocer las ideas de los demás, trabajar en equipo y saber expresar lo que piensas sin desaprobar lo que piensan o hacen los demás.
Para poder aplicar bien la inteligencia emocional en el trabajo, es importante tener en cuenta los siguientes puntos:
- Analizarse uno mismo, para saber qué cosas te pueden hacer reaccionar emocionalmente y de qué manera, para tratar de mejorar y cambiar esas reacciones.
- Aprender a escuchar, que no es lo mismo que oír. Hay que saber escuchar cuando un compañero plantea un problema, y si dudas se pregunta para aclarar
- Saber interpretar el lenguaje corporal de los demás. No siempre las palabras coinciden con lo que dice el cuerpo, la mirada o los gestos.
- Saber qué cosas te causan estrés. Te servirá para evitar esas emociones repentinas que puedan frustrar tu día o tu trabajo.
Como conclusión, es importante diferenciar entre una actitud optimista y una pesimista, radica en el enfoque con que se aprecian las cosas: empeñarnos en descubrir inconvenientes y dificultades nos provoca apatía y desánimo. El optimismo supone hacer ese mismo esfuerzo para encontrar soluciones, ventajas y posibilidades.