La Luna y tu inteligencia emocional

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Según la Astrología, cada cuerpo celeste en nuestro sistema solar influye de alguna manera en nosotros, desde el estado de ánimo hasta las decisiones que tomamos. La Luna, al ser la más cercana de todos ellos, ejerce la influencia más notoria sobre la Tierra. Lo vemos físicamente en el oleaje del mar y emocionalmente en nuestra sensibilidad y percepción. ¿Lo has analizado?

Cuando la luna está Nueva es cuando estamos más “vacíos” y fríos, tenemos serenidad y no toleramos las emociones intensas. Usualmente es momento de aprovechar esa serenidad sembrando. No sólo semillas, sino intenciones. Es cuando más fértiles estamos ante nuevos planes, cambios de hábitos, inicios en general.

Conforme la luna gana luz y entra en el Cuarto Creciente, nos sentimos más activos y deseosos de satisfacer esa inquietud que surgió con la luna nueva. Veremos que entre más se llena, las emociones se intensifican y nos empujan hacia el éxito, o bien, hacia las lecciones que debemos aprender para realizar nuestro deseo.

La Luna Llena es la cúspide del ciclo, mucha energía, fuertes emociones y reactividad alta a los estímulos. Como ya de por sí es intensa esta fase, lo mejor que podemos hacer es descansar la cabeza y darle movimiento al cuerpo. Es como si encendieran un gran foco que nos ilumina todo el panorama, qué hicimos bien, qué pudimos haber evitado y qué nos hizo falta. Hay mucha claridad; en ocasiones abrumadora, a diferencia de la oscuridad tranquila y serena de la luna nueva.Una semana después de la luna llena, comienza su Cuarto Menguante. Ya llevamos una lección (o una victoria) bajo el brazo. La luna pierde luz y así nosotros con ella. Pasamos a evaluar todo lo aprendido y nos disponemos a 

trazar una nueva meta. Al final de esta fase tenemos la Luna Negra, es decir, un día de silencio justo antes de la luna nueva.

Para comprobarlo hay un ejercicio sencillo que requiere muy poco tiempo y puede ayudarte de por vida a entender mejor tus emociones. Es algo así como un diario. Puedes usar desde un calendario mensual, hasta crear tu propia gráfica de pastel (dividida en los 30 días del mes) para colorear – 1 color por cada emoción – si prefieres no escribir.

La idea es tener un apartado para cada día, donde escribas al anochecer “cuál fue la emoción que predominó en mí el día de hoy”. Conforme pasen los días, irás viendo tu calendario llenarse de todo lo que has sentido semana tras semana. Recuerda tomar nota de en qué fase se encuentra la luna cada vez que escribas. Tómate 10 minutos al día durante dos meses para realizar este ejercicio. Puedes prolongarlo todo lo que gustes, aunque con dos meses será suficiente por ahora para cumplir nuestro objetivo.

Al final de esta prueba de 60 días, tendrás tus dos calendarios listos para compararlos. Podrás encontrar patrones emocionales que al reconocerlos, te orientarán a una más amplia visión de hacia dónde quieres llegar y qué partes del “equipaje” tendrás que ir soltando para alcanzar tu meta; o bien, cuál es el mejor día para tratar temas delicados o para arrancar con un proyecto.

NOTA: Para las mujeres, un factor importante en este ejercicio es el ciclo menstrual. Toma nota de estas fechas en tu calendario/esquema y podrás ver cómo se corresponde tu proceso con el tránsito lunar.

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