Ser un Padre muy padre

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Recientemente tuve la oportunidad de estar de vacaciones con mi esposa y mi hijo de casi 3 años, nuestras primeras vacaciones oficiales juntos, mientras él jugaba en la alberca infantil, yo lo cuidaba desde una orilla, se sentó junto a mí otro papá que a su vez cuidaba a su pequeña, minutos más tarde se unió a nosotros un papá más, que al igual que nosotros cuidaba a su hijo y mientras charlábamos, caí en la cuenta de que las 3 respectivas mamás, estaban recostadas en los camastros, leyendo, descansando, relajándose.

Esto me llevó a reflexionar en cómo hemos evolucionado como sociedad y como familia. Hace no mucho tiempo y sobre todo en México, un país machista históricamente, los papás eran solo una figura encargada de proveer lo necesario a la familia y de disciplinar con mano dura a los hijos buscando desarrollarlos como personas de bien, tener una muestra de afecto hacia ellos era sinónimo de debilidad, demostrarles amor era una “tarea” casi exclusiva de la mamá. 

Desde mi punto de vista, ahora esa imagen ha cambiado para bien, pues ahora los papás estamos involucrados, a la par de las mamás, en la educación y desarrollo de los hijos en todos los sentidos, acudimos a las juntas de la escuela, hacemos tareas con ellos, buscamos papelerías abiertas los domingos a las 11pm, nos desvelamos cuando ellos enferman o esperando que lleguen a casa y sí, también los cuidamos mientras ellos juegan en la alberca mientras su mamá descansa.

Con todo esto, no quiero ni cerca demeritar la extraordinaria, admirable e irremplazable función de las madres dentro de una familia, absolutamente nadie, ni los padres mismos, podríamos hacerlo mejor que ellas. Por supuesto que tienen más que merecidos esos espacios de relajación en donde pueden recostarse y cerrar los ojos sin pensar en nada más que no sean unos minutos de descanso para ellas mismas. Mi total y absoluto respeto y reconocimiento para ellas. 

Simplemente, en este mes del padre, quiero felicitar a todos aquellos que aun llegando agotados de un día estresante en el trabajo, se quitan el saco y la corbata para jugar, para tirarse al piso y convertirse en el personaje que se le ocurra en ese momento a sus hijos, que llegan a hacer tareas con ellos, que los escuchan cuando tienen algún problema y ayudan a solucionarlo, que orientan, que los llevan a la escuela y asisten a los eventos que son importantes para ellos, que disciplinan, que cuidan, que enseñan, que se preocupan y ocupan porque no les falte nada, que consienten, que sonrieron cuando escucharon por primera vez a una voz angelical decirles papá, y sobre todo a todos ustedes que pueden decirles a diario y sin ningún tipo de recato “te amo hija/o”.

Felicidades a todos ustedes porque eso es: SER UN PADRE MUY PADRE.   

Antes de irme. Si aún no eres padre, pero tienes o tuviste uno muy padre, no te olvides de felicitarlo siempre. 

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