Tal como dice la canción interpretada por el famoso cantante José José, cuyas interpretaciones encuentro fascinantes por su privilegiada voz, y que al final tiene relación con el tema que intento redactar, ya que para quienes conocen su historia; tuvo una bendición en su talento, sin embargo, el tiempo todo lo gasta, lo acaba, lo envejece.
El día de ayer fue mi cumpleaños, gracias a Dios 28 primaveras, empiezo a ver cerca las 3 décadas, ya no me siento más como aquella practicante recién egresada de hace unos años; y entonces empecé a reflexionar; ¿He tomado buenas decisiones?, ¿He amado todo lo que he podido?, ¿He aprovechado el tiempo? ¿He hecho lo que me gusta?
Mi abuela, una mujer maravillosa, esposa, madre, abuela y bisabuela amorosa, paciente, generosa; la admiré profundamente y pensaba que seguir sus pasos y convertirme en una mujer respetada como ella sería mi meta en la vida; sin embargo, en sus últimos días, al ver su vida llegando al final, compartió conmigo su ansiedad por no haber vivido lo suficiente, y no en años, pues tenía 86 años cuando Dios decidió llamarla a su lado; si no por no haber viajado, conocido, experimentado muchas cosas; sus últimas palabras marcadas en mi mente fueron: “Conoce, cambia, experimenta, y que tu vida este llena siempre de besos, abrazos y aplausos”.
Ella finalmente se fue, dejando además de un gran vacío; una enseñanza de vida, de que todo pasa, envejece, se acaba. Este suceso cambió mi forma de ver la vida, a veces vivimos al día, nos levantarnos, vamos a trabajar, regresamos, la cena, los quehaceres, dormir, levantarte, así todos los días y cuando menos pensamos ya estamos en abril, cuando parece que ayer fue año nuevo, donde nos prometimos hacer un cambio de vida, de hábitos para nuestra salud.
Al final solo los invito a reflexionar sobre el rumbo y sentido que le damos a nuestras vidas, el tiempo pasa más rápido de lo que podemos contabilizar. ¿Te gusta lo que haces? ¿Es la vida que elegiste, lo que siempre soñaste?
Piénsalo, nunca es tarde para hacer cambios…